Fichas

Fábrica de tabacos Tinerfeña
<!-- wp:paragraph --><p>Rótulo en relieve que corona la fachada principal de la antigua fábrica tabaquera Tinerfeña, situada en Santa Cruz de Tenerife. La fábrica formó parte del tejido industrial tabacalero que, junto a otras marcas como La Lucha o <a href="http://localhost/wordpress/inmemoriam/aguila-tinerfena-1/" data-type="inmemoriam" data-id="12857">El Águila Tinerfeña</a>, marcó el desarrollo económico de Santa Cruz durante el siglo pasado. El edificio conserva aún elementos originales de su arquitectura, incluido el escudo y molduras ornamentales. Actualmente alberga nuevos usos, como el Bingo Canarias, pero la inscripción permanece como testimonio de su uso original.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El edificio de la fábrica de tabacos La Tinerfeña, cuyo propietario era <strong>Manuel Herrera y Hernández</strong>, fue construido en 1920, según el proyecto del arquitecto <strong>Otilio Arroyo</strong>, aunque la fachada que da a la calle Imeldo Serís es obra del arquitecto <strong>Antonio Pintor</strong>. En 1931 se le añadió otra planta, instalando los secaderos de tabaco en su azotea. La fecha 1880 que figura en su rótulo corresponde a la apertura de la primera fábrica, sita en la calle Cruz Verde nº 18, en la que se elaboraban los famosos puros La Tinerfeña, que luego vendía en su Estanco de la calle Imeldo Serís, nº 2, y que obtuvieron una medalla de oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929.<br><br>En 1984, ante el aspecto ruinoso que presentaba el edificio fue rehabilitado por una empresa privada para instalar un Bingo en la parte baja, dedicando el resto a viviendas. </p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Emblema forestal
<!-- wp:paragraph --><p>Placa institucional de piedra o cemento con herramientas forestales (hacha y piqueta) cruzadas y corona de laurel, símbolo de la gestión forestal pública en Canarias durante el siglo XX. Este símbolo fue utilizado por el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) y posteriormente por organismos autonómicos encargados de la gestión forestal.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>El edificio alberga el <strong>Centro de Defensa Forestal “El Pino de Armas-Arasa”</strong>, instalación dedicada a la prevención y extinción de incendios forestales, formando parte de la red de infraestructuras gestionadas por la Dirección General del Medio Natural y Seguridad Forestal, bajo la Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno autonómico. También desempeña funciones relacionadas con la gestión de espacios naturales en la isla de La Gomera.</p><!-- /wp:paragraph -->
El Cortijo
<!-- wp:paragraph --><p id="tw-target-text">Pareja de rótulos en mosaico cerámico que identificaban la antigua atracción turística "El Cortijo" en el Puerto de la Cruz, una plaza de toros muy popular en la segunda mitad del siglo XX. El auge turístico de la población en los años 60 y 70 impulsó la creación de este tipo de iniciativas, que combinaban tradición española y espectáculo. Los mosaicos, conservados en parte, son representativos del tipo de gráfica comercial destinada a atraer la atención turística, utilizando técnicas artesanales de azulejería vidriada. Reflejan no solo la estética de la época, sino también la adaptación de la cultura popular al incipiente mercado turístico.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>Actualmente cerrado, el recinto fue una singular atracción construida por <strong>Frank Haisten</strong>, un emprendedor de los Países Bajos conocido como "el holandés" para reproducir en pequeño formato una plaza de toros, concebida como entretenimiento para visitantes extranjeros. Inaugurada en los años 60, en ella se ofrecían espectáculos a los numerosos turistas que visitaban el norte de Tenerife en esa época. En realidad no eran toros, sino novillos (vacas jóvenes) y no se mataban, simplemente eran toreados en la arena por un novillero (aprendiz de matador). También se ofrecían exhibiciones de equitación, doma de caballos y arte ecuestre.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p>Los murales de cerámica, realizados en la década de los 90, fueron encargados por <strong>Antonio Suárez</strong>, que relevó a Frank Haisten en la gestión del establecimiento. El legado de El Cortijo y su plaza de toros forma parte de la historia cultural y turística del Puerto de la Cruz.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details --><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p></p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p id="tw-target-text"></p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Droguería Asensio Ayala (2)
<!-- wp:paragraph --><p>Conjunto de paneles cerámicos de carácter comercial en la fachada del edificio que ocupó la antigua droguería de Asensio Ayala, referentes visuales del comercio tradicional en la arteria principal de Santa Cruz de Tenerife. Constituyen una de las obras más completas de rotulación en azulejo aún visibles en el viario isleño. Los mosaicos están repartidos en tres caras del chaflán y muestran los productos que allí se comercializaban: perfumería, juguetes, molduras, artículos para fotografía, cristales, pinturas, etc. La composición tipográfica, la incorporación de ilustraciones, el uso de colores contrastados y la distribución en columnas verticales hacen de este conjunto un documento único de la cultura visual comercial en Canarias. </p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p>En 1917, Don <strong>Asensio Ayala</strong> estableció su comercio dedicado a droguería, bazar, regalos y productos fotográficos en la calle Alfonso XIII (actual del Castillo) de Santa Cruz de Tenerife. A pesar de la incertidumbre del momento, con Europa sumida en la <em>Gran Guerra</em>, aprovechó su experiencia como gerente de una de las principales droguerías de la capital y consiguió que su negocio prosperase rápidamente. El establecimiento estaba situado en la conocida <em>casa Serra</em>, actualmente el edificio más antiguo de la calle, datado en la primera mitad del siglo XVIII. En los bajos, en las fachadas de la calle Alfonso XIII y Nicolás Estévanez, mandó instalar unos mosaicos de cerámica para publicitar sus artículos. A pesar de que desde entonces y hasta nuestros días diversos comercios han ocupado el inmueble, todavía se conservan los magníficos azulejos, cuyo indudable atractivo han impedido que a alguien se le ocurriera prescindir de ellos. <br><br>Hacia 1933, ante el creciente volumen de negocio, Don Asensio decide construir un moderno edificio para albergar su comercio. Lo hace en la misma calle, a un centenar de metros, en la esquina con la calle del Norte (hoy Valentín Sanz). Consciente del poder de este tipo de reclamo, encarga otros cuatro mosaicos de cerámica para adornar la fachada de la calle del Norte. </p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Droguería Asensio Ayala (1)
<!-- wp:paragraph --><p>Conjunto de paneles cerámicos de carácter comercial en la fachada del edificio que ocupó la antigua droguería de Asensio Ayala, referentes visuales del comercio tradicional en la arteria principal de Santa Cruz de Tenerife. Constituyen una de las obras más completas de rotulación en azulejo aún visibles en el viario isleño. Los mosaicos están repartidos en tres caras del chaflán y muestran los productos que allí se comercializaban: perfumería, juguetes, molduras, artículos para fotografía, cristales, pinturas, etc. La composición tipográfica, la incorporación de ilustraciones, el uso de colores contrastados y la distribución en columnas verticales hacen de este conjunto un documento único de la cultura visual comercial en Canarias. </p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p>En 1917, Don <strong>Asensio Ayala</strong> estableció su comercio dedicado a droguería, bazar, regalos y productos fotográficos en la calle Alfonso XIII (actual del Castillo) de Santa Cruz de Tenerife. A pesar de la incertidumbre del momento, con Europa sumida en la <em>Gran Guerra</em>, aprovechó su experiencia como gerente de una de las principales droguerías de la capital y consiguió que su negocio prosperase rápidamente. El establecimiento estaba situado en la conocida <em>casa Serra</em>, actualmente el edificio más antiguo de la calle, datado en la primera mitad del siglo XVIII. En los bajos, en las fachadas de la calle Alfonso XIII y Nicolás Estévanez, mandó instalar unos mosaicos de cerámica para publicitar sus artículos. A pesar de que desde entonces y hasta nuestros días diversos comercios han ocupado el inmueble, todavía se conservan los magníficos azulejos, cuyo indudable atractivo han impedido que a alguien se le ocurriera prescindir de ellos. <br><br>Hacia 1933, ante el creciente volumen de negocio, Don Asensio decide construir un moderno edificio para albergar su comercio. Lo hace en la misma calle, a un centenar de metros, en la esquina con la calle del Norte (hoy Valentín Sanz). Consciente del poder de este tipo de reclamo, encarga otros cuatro mosaicos de cerámica para adornar la fachada de la calle del Norte. </p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Dr. Ingram
<!-- wp:paragraph --><p>Elemento de señalización urbana, perteneciente al conjunto de placas con el nombre de la calle que han permanecido durante décadas en el casco urbano del Puerto de la Cruz. </p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Discos Sonora
<!-- wp:paragraph --><p><strong>Discos Sonora</strong> fue fundada el 24 de diciembre de 1992 por tres socios: <strong>Octavio, Miguel y Toba</strong>. Su objetivo era ofrecer una amplia gama de estilos musicales que otras tiendas no atendían, logrando esto con esfuerzo. El nombre "Sonora" surgió de manera aleatoria, descartando la idea inicial de llamarla "Tipitina" tras un viaje de Miguel a Nueva Orleans. Curiosamente, el local había albergado previamente una famosa librería durante la dictadura, cuyo nombre también era Sonora, aunque esta coincidencia fue pura casualidad.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>A lo largo de los años, enfrentaron diversas crisis económicas, incluyendo la llegada de internet en 1997, la salida de uno de los socios en el mismo año, y crisis posteriores como la de 2008 y la pandemia de COVID-19 en 2020. A pesar de todas las dificultades, cerraron en enero de 2024 por jubilación.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>La tienda se destacaba por anécdotas divertidas relacionadas con nombres mal entendidos de artistas y álbumes, así como por la búsqueda de discos basada en descripciones visuales como "un coche rojo" o "un edificio lleno de ventanas".</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>Aunque el cierre trajo consigo cierta tristeza, destacan el apoyo de sus clientes, quienes fueron fundamentales durante los momentos difíciles. El establecimiento también se distinguió por su emblemático cartel de un vaquero escuchando música con auriculares, que se convirtió en un símbolo popular. A pesar del interés de los clientes por adquirirlo, Toba, uno de los fundadores, optó por conservarlo como un querido recuerdo de los años dedicados a Discos Sonora en Santa Cruz de Tenerife.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>Gracias a <strong>Lars Petter Amundsen</strong> y a la ayuda de <strong>Blanca</strong> <strong>Rodríguez de Azero</strong> hemos conseguido rescatar el rótulo de <strong>Discos Sonora</strong>. Convencido de que se trata de un establecimiento histórico y al ver que se estaba desmantelando tras su cierre, Lars no dudó en contactar con sus propietarios para ofrecerles la conservación de su rótulo. La propuesta fue bien recibida y ahora se encuentra a salvo, esperando una oportunidad para seguir luciéndose públicamente.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
D. J. Leacock
<!-- wp:paragraph --><p>El rótulo identificativo de la histórica empresa fundada por <strong>David John Leacock</strong>, tallado en madera y fijado a la fachada del edificio donde estuvieron sus oficinas, es una de las piezas gráficas más simbólicas y valiosas del patrimonio industrial canario, representativa de la historia social, laboral y económica de Gran Canaria en el siglo XX. De factura artesanal, tallado en madera con letras adheridas sobre un tablero rectangular, presenta una estética sobria, equilibrada y posiblemente influenciada por el estilo <em>Art Déco</em>. Aunque no se conserva documentación exacta de su fecha de instalación, por su diseño y coherencia con el periodo de actividad temprana de la empresa, se considera muy probable que se trate del <strong>rótulo original</strong> instalado en las primeras décadas del siglo XX.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>De origen británico, David J. Leacock era hijo de <strong>John Milberne Leacock</strong>, afincado desde finales del siglo XIX en Madeira como representante de las bodegas <em>Leacock and Company</em> y la <em>British Embroidery Company</em>. La familia Leacock llegó a Canarias motivada por las posibilidades del cultivo de plátano y caña de azúcar, inicialmente vinculados a la empresa <em>Elder and Fyffe</em>s, pionera en el comercio frutal atlántico. En 1903, J. M. Leacock se asoció con el canario <strong>Francisco Rodríguez Lorenzo</strong> y fundó la empresa <em>Leacock y Lorenzo</em>, realizando importantes obras de infraestructura agrícola en el norte grancanario.<br><br>Tras el fallecimiento de su padre, David John Leacock heredó parte de las fincas familiares y se instaló en la isla en los años 20. Formado como ingeniero agrónomo en Cambridge, donde fue influido por los ideales del laborismo británico, introdujo métodos de gestión socialmente avanzados: promovió la contratación legal, acceso a atención médica para sus trabajadores, seguridad social privada antes de ser obligatoria, y una filosofía de producción moderna, integral y diversificada. Bajo su liderazgo, la empresa D. J. Leacock llegó a contar con más de 1.000 hectáreas de regadío, una flota de camiones propia, fábricas de tubos, bloques, carpinterías, empaquetados, pozos, red hidráulica, talleres de reparación y almacenes. Su sede administrativa se situaba en el lugar conocido como <em>La Máquina</em>, en el barranco de Guía, donde permanece el rótulo original que lo identificaba.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph {"className":""} --><p>Durante la dictadura franquista, David J. Leacock fue detenido por sus simpatías con la Segunda República. Liberado gracias a gestiones diplomáticas del consulado británico, se exilió en Estados Unidos, donde colaboró con organismos internacionales como asesor agrícola en proyectos de la ONU en países como Suiza, Yugoslavia o China. Desde el exterior continuó gestionando su empresa en Canarias a través de personas de confianza hasta su regreso en 1962. A su fallecimiento en 1980, Leacock dispuso en su testamento que las propiedades de la empresa pasaran a manos de sus trabajadores de confianza, en lo que puede considerarse uno de los primeros intentos de empresa autogestionada en Canarias. Sin embargo, las dificultades económicas y organizativas desembocaron en una suspensión de pagos en 1983, y la propiedad pasó finalmente a manos privadas tras intentos de recuperación en forma de cooperativa.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Cuasquías
<!-- wp:paragraph --><p>Rótulo de la mítica sala Cuasquías, referente de la escena musical de Las Palmas de Gran Canaria durante décadas. Su composición horizontal, de lectura directa y sencilla, es extremadamente sobria, sin ornamentos. Las letras corpóreas metálicas estaban retroiluminadas por los tubos de neón instalados en su interior. Gracias al aviso de nuestro socio <strong>Eduardo Reguera</strong> y a la generosidad de la familia <strong>Franchy</strong>, propietaria del edificio y a la que agradecemos su colaboración y sensibilidad para la conservación del Patrimonio Gráfico, Insula Signa logró rescatar el rótulo en marzo de 2021. Su destino estaba abocado a la desaparición, por su estado de deterioro progresivo y por hallarse actualmente el inmueble a la venta.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>Cuando en 1982 <strong>Toñín Barrera</strong> tomó las riendas del grill Cuasquías en el nº 8 de la calle Venegas, el local comenzó a ser frecuentado por gente de las artes y la música. Pronto, aquellos músicos del foclore, de la canción de autor y del jazz, comenzaron a reclamar un espacio para tocar en directo y Toñín decidió reconvertir el <em>grill</em> en sala de conciertos. Le acompañaron en el proyecto <strong>Juan Miguel Zerpa</strong>, <strong>Antonio Aguiar </strong>y <strong>Miguel Ramírez</strong>, músico que más tarde dirigió el <em>Festival Canarias Jazz &amp; Mas Heineken</em>. Allí empezaron a hacerse notar unos jovencísimos <strong>Los</strong> <strong>Coquillos</strong>. La sala estuvo operativa hasta 1994, cuando unas fuertes lluvias inundaron el local. Cuasquías se trasladó a la Cuesta de San Pedro, entre Triana y Vegueta, al palacete de 2.700 metros cuadrados que hasta entonces ocupaba el pub <em>Pool</em>.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>El Cuasquías de Triana fue casa de acogida de artistas y los que aspiraban a serlo. Los músicos encendían espontáneamente <em>jam session</em>s en las que mandaba la improvisación. El saxofonista <strong>Morgan</strong> asomó un día por el local para quedarse; allí estuvo con <strong>Escándalo Público</strong>, <strong>Sin Afrika</strong> o <strong>La Deliciciosa</strong>. Por su escenario pasaron pesos pesados del jazz como <strong>Arturo Sandoval</strong>, <strong>Joe Lovano</strong>, <strong>Jerry González</strong>, <strong>Jim Mullen</strong>, <strong>Jorge Pardo</strong>, <strong>Kike Perdomo</strong>, <strong>Polo Ortí</strong>, <strong>Carlos Carli</strong> o <strong>Miguel Ángel Chastang</strong>. Allí se descubría a jóvenes timplistas como el malogrado <strong>José A. Ramos</strong>, que presentó su timple electroacústico y a los también jóvenes <strong>Pedro Guerra</strong>, <strong>Rosana</strong> o <strong>Arístides Moreno</strong>, en el mismo escenario que pisaron <strong>Luis Pastor</strong>, <strong>Hilario Camacho</strong>, <strong>Javier Krahe</strong>, <strong>J. Andreas Prittwitz</strong> o <strong>Javier Bergia</strong>. La música latina dejó episodios históricos con <strong>Compay Segundo</strong>, <strong>Elíades Ochoa</strong> y <strong>Amparo Sandino</strong>. El pop y rock tuvieron sus noches de gloria, destacando a <strong>Sobrecarga</strong>, <strong>Sugar Hill Band</strong>, <strong>Fracaso Escolar</strong>, <strong>Sin Saldo</strong>, <strong>Prana</strong>, <strong>No Problem</strong><em>, </em><strong>Si yo fuera rico </strong>y bandas nacionales como <strong>Australian Blonde</strong>. Fue trampolín para una legión de músicos canarios, como <strong>Ginés Cedrés</strong>, <strong>Charlie Moreno</strong>, <strong>Benito Cabrera</strong>, <strong>Domingo Rodríguez el Colorao</strong> y <strong>Paco Marín</strong>.<br><br>Durante años, Cuasquías albergó semanalmente un espacio dedicado a la literatura: el <em>Matasombras</em>, coordinado por el colectivo del mismo nombre. Mesas redondas, presentaciones de libros y sesiones de teatro leído fueron habituales. Las pasiones literarias y plásticas eran el eje de <em>Nocturna Free</em>de <strong>Manolo Padorno</strong>, sesiones improvisadas en las que cada noche tocaban un instrumento distinto que ninguno sabía manejar. <strong>Alexis Ravelo</strong>, después reputado escritor, entró en el Cuasquías un diciembre de 1994 y terminó trabajando 14 años de camarero. “Fue un local que me mató el hambre del estómago, del intelecto y del espíritu. En aquel entonces yo trabajaba en la terraza <em>Varadero</em>, fuí a la inauguración y terminé detrás de la barra sirviendo copas. De aquella época me quedo con algunos episodios impagables, como servirle un botellín a <strong>Joan Manuel</strong> <strong>Serrat</strong>“.<br><br>La aventura duró hasta marzo de 2013, fecha en que el Cuasquías echó el cierre, ahogado por la crisis económica, la evolución del ocio nocturno entre las nuevas generaciones y el retraimiento del consumo que causó la crisis económica.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Cristalería Santiago Martín
<!-- wp:paragraph --><p>Rótulo circular metálico con espejo central, usado como elemento publicitario de la <strong>Cristalería Santiago Martín</strong>. Corresponde a un tipo de publicidad tradicional que ofrece además una función práctica, permitiendo que los conductores y peatones vean reflejado el entorno. Su instalación en Punta del Hidalgo revela estrategias comerciales de alcance comarcal, con presencia física en localidades costeras para promocionar el negocio principal situado en el casco lagunero. El espejo conserva su carácter como documento gráfico de la publicidad comercial de mediados y finales del siglo XX. La Cristalería Santiago Martín, activa desde mediados del siglo XX y constituida como S.A. en 1986, se dedicaba a la manipulación de vidrio plano y carpintería de aluminio. </p><!-- /wp:paragraph -->
Cooperativa de Productores Taxistas San Agustín
<!-- wp:paragraph --><p>Pareja de grandes rótulos en la azotea de la sede de la <strong>Cooperativa de Taxistas de San Agustín</strong>. De estética robusta, presiden el paisaje urbano de esta zona del municipio de San Bartolomé de Tirajana. Este rótulo monumental testimonia esa primera etapa de organización profesional del sector, y forma parte del paisaje visual que caracteriza a estos enclaves turísticos. El diseño con estructura de soporte metálico recuerda a las grandes instalaciones luminosas de época desarrollista. </p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>Esta cooperativa fue una de las primeras organizaciones de profesionales del taxi constituidas en el sur turístico de Gran Canaria, en un momento de expansión hotelera e infraestructural en los años 60 y 70. La zona de San Agustín fue pionera en el desarrollo turístico del sur, anterior incluso al auge de Playa del Inglés, y la actividad del taxi tuvo un papel clave en conectar los núcleos turísticos con el aeropuerto y la capital.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Commercial Union
<!-- wp:paragraph --><p>Placa metálica embutida en madera, con tipografía grabada en relieve y pintada en blanco, que señala la presencia de una <em>Fire Agency</em> (agencia contra incendios) de la aseguradora inglesa <em><strong>Commercial Union Assurance Company Limited</strong>.</em> </p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>La placa en la calle Peregrina, destacado enclave comercial de la ciudad en la primera mitad del siglo XX, constituye un raro vestigio de esta etapa de internacionalización aseguradora. Su diseño sobrio, sin ornamentos gráficos, transmite autoridad y sobriedad anglosajona. El tipo de soporte —metal grabado con marco de madera— es habitual en representaciones comerciales británicas del primer tercio del siglo XX.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>Fundada en 1861 en Londres tras la fusión de varias compañías del sector, la <em>Commercial Union</em> fue una de las más influyentes aseguradoras británicas del siglo XIX y XX. Su red internacional incluía numerosas sucursales y agencias en colonias, enclaves estratégicos y ciudades portuarias —como Las Palmas de Gran Canaria— donde ofrecía seguros contra incendios, marítimos y de vida. <br><br>La placa se instaló a principios del siglo XX en un comercio que ofrecía mercancía de todo el mundo y ofertaba pólizas contra incendios a cargo de <em>Commercial Union</em>, cuya representación en Las Palmas de Gran Canaria era ostentada por el famoso empresario inglés <strong>Thomas Miller</strong> y que ya en 1899 se anunciaba en la prensa local. </p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
CIT Puerto de la Cruz
<!-- wp:paragraph --><p><br>Rótulo identificativo del Centro de Iniciativas y Turismo (C.I.T.) de Puerto de la Cruz, una institución clave en el impulso y promoción del turismo en el norte de Tenerife. Con una composición sobria y elegante, el diseño emplea el hierro forjado —material tradicional en la arquitectura canaria— y una tipografía clara y clásica para transmitir la solidez y prestigio de la entidad.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El <strong>C.I.T.</strong> es una asociación sin ánimo de lucro que ha desempeñado un papel fundamental en la evolución del turismo en el municipio desde mediados del siglo XX, impulsando campañas de promoción, actividades culturales y proyectos de mejora urbana. La ubicación del rótulo en el corazón de la ciudad turística subraya su importancia como símbolo de la organización y como punto de referencia para residentes y visitantes.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Fábrica de Tabacos Victoria
<!-- wp:paragraph --><p>Gran rótulo corpóreo en la parte superior de la fachada de lo que fue la fábrica de tabacos Victoria. De tipo arquitectónico, con letras formadas con material de construcción, se ha reproducido recientemente como el original con motivo de la remodelación del edificio para albergar el primer supermercado de la cadena Aldi en la isla, efectuada en 2024 por el estudio de <strong>Fernando Arocha</strong> y <strong>Deiene González</strong>, quienes trabajaron conjuntamente con la responsable de obras de Aldi, <strong>Olaya González</strong>. El proyecto ha permitido mantener también el histórico rótulo del <a href="http://localhost/wordpress/wp-content/uploads/2024/12/467565257_10160753228007634_222332965696783894_n.jpg" data-type="attachment" data-id="12492">Cinema Victoria</a>, que estaba en su interior y ahora luce en una pared del supermercado.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El edificio de la Fábrica de Tabacos Victoria fue proyectado por <strong>Antonio Pintor y Ocete</strong> en 1921, promovido por <strong>Luis Zamorano González</strong> y finalizado en 1923. La parte baja estaba destinada a los trabajos de fabricación de cigarrillos y almacén, mientras que en el piso superior se seleccionaba y manipulaba el tabaco, cuyas marcas reconocidas eran&nbsp;<em>La Nobleza</em>,&nbsp;<em>La Distinguida</em>, o&nbsp;<em>La Mascota</em>. Las trabajadoras de la fábrica disfrutaban de bastantes mejoras sociales, como el traslado desde su domicilio hasta la fábrica; además, en las instalaciones disponían de botiquín de urgencias, cantina, etc.&nbsp;&nbsp;</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>En 1928 su infraestructura fue modificada para ubicar en ella el Cinema Victoria y la vivienda anexa. Entre 1928 y 1946 las proyecciones se realizaban en dos salas de la fábrica y también al aire libre en el patio trasero en temporada de verano. En 1946 la actividad cinematográfica pasa a realizarse al patio trasero cubierto, según proyecto de <strong>Domingo Pisaca y Burgada</strong>. La Fábrica de Tabacos cesó su actividad en 1974 y el Cinema Victoria proyectó su última película, "Fiebre Americana" el 1 de julio de 1979.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Cinema Victoria
<!-- wp:paragraph --><p>Rótulo del desaparecido Cinema Victoria, con un diseño tipográfico de estética moderna, con líneas limpias y estilizadas características de mediados del siglo XX, situado en el interior del edificio de la <a href="http://localhost/wordpress/elemento/cinema-victoria/" data-type="elemento" data-id="9944">Fábrica de Tabacos Victoria</a>. En 2024 se lleva a cabo una remodelación para albergar en el edificio el primer supermercado de la cadena Aldi en la isla, efectuada por el estudio de <strong>Fernando Arocha</strong> y <strong>Deiene González</strong>, quienes trabajaron conjuntamente con la responsable de obras de Aldi, <strong>Olaya González</strong>. El proyecto ha permitido mantener elementos históricos, como el rótulo del cine y el de la fachada, correspondiente a la fábrica de tabacos, que se reprodujo como el original.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El edificio fue proyectado por <strong>Antonio Pintor y Ocete</strong> en 1921, promovido por <strong>Luis Zamorano González</strong> y finalizado en 1923. En 1928 su infraestructura fue modificada para ubicar en ella el Cinema Victoria y la vivienda anexa. En la fotografía de 1935 se observa el anuncio de la proyección de "La Ciudad de Cartón", película española estrenada en 1934, dirigida por Louis King y protagonizada por Antonio Moreno. El Cinema Victoria proyectó su primera película el 7 de abril de 1928, "Su alteza el Príncipe" ("Beverly of Graustark"). Los letreros verticales de CINEMA VICTORIA debieron estar presentes entre 1928 y 1946. Entre estas fechas las proyecciones se realizaban en dos salas de la fábrica y también al aire libre en el patio trasero en temporada de verano. En 1946 la actividad cinematográfica pasa a realizarse al patio trasero cubierto según proyecto de <strong>Domingo Pisaca y Burgada</strong>. La fábrica de tabacos cesó su actividad en 1974 y el Cinema Victoria proyectó su última película, "Fiebre Americana" el 1 de julio de 1979.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->
Cine Víctor
<!-- wp:paragraph --><p>Rótulo de neón tubular con tipografía cursiva, perteneciente al histórico <strong>Cine Víctor</strong>, uno de los principales espacios de exhibición cinematográfica de Santa Cruz de Tenerife durante el siglo XX. Es una pieza de rotulación iluminada, con tipografía cursiva de gran tamaño que aparece en una línea continua, ejecutada en tubos de neón blancos sobre bastidor metálico, con sombra o perfilado oscuro. El diseño es representativo del lenguaje gráfico de las décadas de 1950–60, con inspiración estadounidense, propio de las salas de cine y locales de espectáculos. En las imágenes históricas puede apreciarse que originalmente el rótulo era de neón rojo, posteriormente reemplazado por luz blanca, manteniendo su estructura original. A pesar del cierre del cine y la desaparición de sus funciones, el rótulo ha permanecido en la fachada del edificio, constituyéndose en un icono visual de la ciudad y un símbolo de la memoria popular santacrucera.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El Cine Víctor fue inaugurado en 1954, proyectado por el arquitecto <strong>Domingo Pisaca</strong>, con una fachada monumental de inspiración ecléctica y elementos barroquizantes, convirtiéndose en una de las salas más representativas del ocio capitalino durante décadas. Ubicado frente al Parque García Sanabria, funcionó como cine de estreno, sala de conciertos y escenario de eventos culturales. El edificio constituyó, hasta su cierre, el único cine de pantalla única en funcionamiento conservado en Canarias con una programación regular. En 2002 el Cabildo de Tenerife alquiló el edificio para desarrollar una programación de cine independiente en versión original. Desde 2004, las proyecciones y actividades de la Filmoteca Canaria en Tenerife se celebraron en este cine, mediante de un acuerdo de colaboración entre la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, a través de las empresas públicas Socaem (actualmente Canarias Cultura en Red) e Ideco.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>El 31 de diciembre de 2008 finalizó el contrato de alquiler, que no fue renovado por el Cabildo Insular. Esta institución había construido el <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Tenerife_Espacio_de_las_Artes">Tenerife Espacio de las Artes</a> en octubre de ese año, por lo que decidió trasladar las proyecciones al nuevo edificio. La Filmoteca, por su parte, trasladó su actividad a una sala de los Cines Renoir Price. La decisión causó polémica, llegándose a crear una asociación en contra del cierre del cine. Actualmente existen empresarios y profesionales del sector audiovisual interesados en la explotación del mismo.​ </p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Expositor del Cine Morales
<!-- wp:paragraph --><p>Expositor de carteles del Cine Morales, con una antigüedad estimada de 80 años. Aunque en su parte superior figura la leyenda "Cine Morales" pintada a mano, no es un rótulo propiamente dicho, sino un elemento publicitario. Este expositor servía para fijar en él imágenes o avisos informativos. Instalado en algún lugar transitado de la población, frente a él se pararon durante décadas cientos de personas para conocer la programación de las películas con las que luego rieron, lloraron, soñaron y vivieron fantásticas aventuras en comunidad. La recuperación de este objeto por parte de Insula Signa fue posible gracias a la desinteresada donación de <strong>Santiago Ramírez</strong>, miembro de la familia propietaria del inmueble. Gracias a nuestra colaboración con <strong><a href="https://latienditacanaria.com/">La Tiendita Canaria</a></strong> podemos seguir contemplando esta reliquia que forma parte de la memoria colectiva de la villa de Ingenio.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El Cine Morales estuvo ubicado en el nº 7 de la calle República Argentina de El Carrizal (Ingenio, Gran Canaria). Propiedad de <strong>Antonio Morales Rodríguez</strong>, fue proyectado por <strong>Antonio Cardona Aragón</strong> para un aforo de 400 butacas e inaugurado oficialmente el 5 de octubre de 1944 con la proyección de la película <em>El capitán Cautela, de </em><strong>Richard Wallace</strong>, con <strong>Victor Mature</strong> y <strong>Louise Platt</strong> como protagonistas. Aunque siempre fue propiedad de la familia Morales, el cine fue gestionado por distintos empresarios hasta el 24 de junio de 2001, día en que cerró oficialmente. El edificio sigue en pie y conserva su rótulo integrado en la fachada.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details --><!-- wp:paragraph {"style":{"elements":{"link":{"color":{"text":"var:preset|color|contrast"}}}},"textColor":"contrast"} --><p class="has-contrast-color has-text-color has-link-color"></p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Cine Morales
<!-- wp:paragraph {"className":""} --><p>Rótulo del Cine Morales, situado sobre la entrada principal, compuesto por letras corpóreas de cemento u hormigón pintadas, con tipografía de palo seco, en mayúsculas, característica de los años 50 y 60. El edificio, actualmente cerrado y destinado a otros usos, conserva la rotulación original, lo que lo convierte en testimonio físico de la memoria colectiva del municipio.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>El Cine Morales funcionó como sala de proyecciones y teatro ocasional desde mediados del siglo XX, siendo uno de los principales espacios de ocio de Ingenio durante décadas. Propiedad de <strong>Antonio Morales Rodríguez</strong>, fue proyectado por <strong>Antonio Cardona Aragón</strong> para un aforo de 400 butacas e inaugurado oficialmente el 5 de octubre de 1944 con la proyección de la película <em>El capitán Cautela, de </em><strong>Richard Wallace</strong>, con <strong>Victor Mature</strong> y <strong>Louise Platt</strong> como protagonistas. Aunque siempre fue propiedad de la familia Morales, el cine fue gestionado por distintos empresarios hasta el 24 de junio de 2001, día en que cerró oficialmente. El edificio sigue en pie y conserva su rótulo integrado en la fachada.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Chorro Mequinez
<!-- wp:paragraph {"className":""} --><p>El Chorro de Mequinez es una fuente histórica ubicada en el barrio de <em>La Ranilla</em> del Puerto de la Cruz. Formó parte de una red de fuentes públicas que abastecían de agua a la población antes de la llegada de sistemas modernos de suministro.​ Aunque no se conoce la fecha exacta de su construcción, se estima que fue edificado después de 1880, ya que no aparece mencionado en los anales de José de Viera y Clavijo ni en los de Álvarez Rixo, cronistas destacados de la época. La fuente se alimentaba de las aguas canalizadas desde los manantiales de la Rambla de Castro, una obra de ingeniería hidráulica que finalizó en 1839. Servía como punto de abastecimiento para los habitantes del barrio y, en particular para los pescadores antes de salir a faenar. ​</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph {"className":""} --><p>El Chorro de Mequinez es protagonista de la tradición del <strong>enrame de chorros</strong>, una costumbre que se celebra anualmente durante las fiestas de San Juan. En esta festividad, las fuentes públicas del Puerto de la Cruz se decoran con flores, frutas y verduras, rindiendo homenaje al agua y al sector primario. Esta tradición no solo embellece la ciudad, sino que también recuerda la importancia histórica de estos puntos de agua para la comunidad. ​</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph {"className":""} --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Chorro de Las Maretas
<!-- wp:paragraph --><p>Inscripción en piedra que indica el año de construcción del <strong>Chorro de Las Maretas</strong>, una fuente histórica ubicada en el barrio de La Ranilla, infraestructura clave para el abastecimiento de agua potable en el Puerto de la Cruz. El agua se canalizaba desde Los Realejos hasta este punto, facilitando el acceso al recurso hídrico en una zona que, en aquel entonces, estaba en proceso de urbanización sobre terrenos ganados al mar. Durante el siglo XX, el chorro fue tapiado y cayó en el olvido, siendo redescubierto y restaurado por los vecinos Antonio y Lourdes.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>Una de las tradiciones más destacadas asociadas al Chorro de Las Maretas es su <em>enrame</em> durante las festividades de San Juan. En esta celebración, los chorros del municipio se decoran con ramas, flores, frutas y verduras, rindiendo homenaje al agua y al sector primario, y resaltando la importancia de estas fuentes en la historia local.</p><!-- /wp:paragraph -->
Chorro del Durazno
<!-- wp:paragraph {"className":""} --><p>El Chorro del Durazno es una fuente histórica del Puerto de la Cruz. Construida en 1913, se encuentra cerca del museo Ábaco y de la Capilla de la Cruz del Durazno.​ Tradicionalmente ha sido un punto de encuentro para los habitantes de la zona y ha formado parte de las celebraciones locales, como el enrame de chorros durante la festividad de San Juan.​ El Chorro del Durazno es uno de los puntos destacados en rutas de senderismo que recorren antiguos chorros de agua en la región, permitiendo a los visitantes conocer la historia y los rincones menos conocidos del Puerto de la Cruz<a href="https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-de-los-chorros-desde-el-durazno-hasta-punta-brava-puerto-de-la-cruz-116912683?utm_source=chatgpt.com" target="_blank" rel="noreferrer noopener">.</a></p><!-- /wp:paragraph -->
Chorro Cuaco
<!-- wp:paragraph --><p>Antes de la conquista de Tenerife, el <strong>Agua de la Fuente de Martiánez</strong> era donde saciaban su sed los guanches que habitaban lo que hoy es la zona del Puerto de la Cruz. Así continuó por muchos años y las mujeres y hombres jóvenes aprovechaban, tanto al amanecer como a la caída del sol, para subir la empinada y sinuosa vereda que conducía al acantilado. El agua se cargaba en cántaros de barro y en medios barriles y había que trasladarla a pie hasta las casa. Una tarea sacrificada que terminó cuando se inauguró el <strong>Chorro de Cuaco</strong>, que acercaba el agua de la fuente al vecindario del Puerto. Su nombre proviene de la palabra <em>cuaco</em>, que en Canarias se usa para referirse a una persona torpe o desaliñada, aunque el origen exacto del apodo de la fuente es incierto. </p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>Una de las tradiciones más destacadas asociadas al Chorro Cuaco es su <em>enrame</em> durante las festividades de San Juan. En esta celebración, los chorros del municipio se decoran con ramas, flores, frutas y verduras, rindiendo homenaje al agua y al sector primario, y resaltando la importancia de estas fuentes en la historia local.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Chiste-ra
<!-- wp:paragraph --><p>La sala de fiestas <strong><em>Chiste-ra</em> </strong>de <strong>Manolo Vieira</strong>, inaugurado el 9 de febrero de 1984, se convirtió en un referente del humor en Canarias. Tras el cierre de su primer local en 1985 por una denuncia, reabrió en 1988 en la <strong>Calle Juan Manuel Durán</strong>, con un aforo de 250 personas y éxito continuo hasta su clausura. Vieira falleció un día antes del 39º aniversario de la inauguración.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p>El rótulo, ya restaurado, espera su exhibición en un espacio público, consolidándose como un símbolo histórico y cultural. Un dato aportado por <strong>Mónica Vieira</strong> es que el logotipo fue creado por sus padres en una noche de inspiración, lo que le confiere un valor sentimental adicional.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:paragraph --><p></p><!-- /wp:paragraph -->
Cervantes SA
<!-- wp:paragraph --><p>Placa de la Compañía Española de Seguros Cervantes S.A. La única de esta compañía de la que tenemos constancia en Canarias.</p><!-- /wp:paragraph -->
Cementerio Inglés
<!-- wp:paragraph --><p>Rótulo de azulejos cerámicos esmaltados conmemorativo de confección reciente que señala la entrada al cementerio protestante del Puerto de la Cruz, conocido como <em>La Chercha</em>. El Ayuntamiento del Puerto de la Cruz conserva la propiedad de los terrenos que ocupa el cementerio, pero su mantenimiento sigue hoy a cargo de la Iglesia Anglicana de Puerto de la Cruz (antes Puerto Orotava) de <em>All Saints</em>, en el Parque Taoro. En él están enterrados, además de ciudadanos de origen británico, otros alemanes, daneses o noruegos. Entre los nombres más conocidos aparecen algunos como los de <strong>Alfred Diston</strong>, pintor y naturalista; <strong>Peter S. Reid</strong>, vicecónsul británico; el coronel <strong>Owen Peel Wethered</strong>, patrocinador de la <a href="http://localhost/wordpress/elemento/the-english-library/" data-type="elemento" data-id="12720">Biblioteca Inglesa</a>; o <strong>James Kyd Duncam Ingram</strong>, conocido como el <em>doctor Ingram</em>.</p><!-- /wp:paragraph --><!-- wp:details --><details class="wp-block-details"><summary>Contexto histórico</summary><!-- wp:paragraph {"placeholder":"Teclea / para añadir un bloque oculto"} --><p><br>Aunque el rótulo presenta la inscripción MDCCLVII (1757), investigaciones solventes sitúan su fundación hacia 1650, lo que lo convertiría en el cementerio protestante más antiguo de España. Su existencia responde a la necesidad de dar sepultura a los mercaderes y residentes extranjeros de confesión protestante que se establecieron en el Puerto de la Cruz en el siglo XVII, especialmente ciudadanos británicos. El rótulo en sí no parece ser un vestigio histórico original, sino una intervención relativamente reciente destinada a señalar la entrada al recinto, situado en las inmediaciones del Peñón del Fraile. El nombre popular <em>La Chercha</em> deriva con toda probabilidad de una castellanización del inglés <em>churchyard</em> (cementerio junto a una iglesia), término aún usado por la población local.</p><!-- /wp:paragraph --></details><!-- /wp:details -->