Philips Auto-radio (1)
Panel cerámico publicitario de gran formato, compuesto por azulejos esmaltados, que anuncia productos de radio para automóviles de la marca Philips. Testimonio del patrimonio gráfico y comercial vinculado al desarrollo tecnológico del siglo XX, recientemente recuperado, tras décadas oculto bajo capas de pintura, gracias a la iniciativa del ciudadano Alcibiades García. Este ejemplar presenta el nombre de la marca en letras amarillas sobre fondo negro, y la palabra “AUTO-RADIO” en mayúsculas blancas sobre fondo rojo vino, un diseño habitual en muchos paneles publicitarios de la marca. La composición es clara, funcional, y representa fielmente la estética industrial y comercial de mediados del siglo XX.
Contexto histórico
El panel “PHILIPS AUTO-RADIO” forma parte de la reconocible serie de mosaicos cerámicos publicitarios de Philips, que decoraron muros, fachadas de locales comerciales y talleres durante las décadas de 1950 y 1960 en toda España. Estos paneles fueron producidos como soporte duradero de imagen corporativa, utilizando azulejos esmaltados con colores vivos, formas geométricas sencillas y gran impacto visual.
Este mosaico en concreto fue recientemente recuperado por iniciativa de Alcibiades y colaboradores locales, quienes realizaron labores de limpieza, reintegración de piezas y recuperación cromática. Su intervención ha permitido rescatar un testimonio significativo del pasado tecnológico y gráfico de la isla, con fuerte valor comunitario. Alcibiades, vecino de la población, conocía la existencia del panel desde siempre y anduvo indagando para conocer la razón por la que estaba oculto tras espesas capas de pintura. Así, averiguó que hace unos 60 años, un vecino que disponía de un grupo electrógeno suministraba electricidad a quien se lo requería. Con la llegada de la red eléctrica, su economía se resintió y, para aplacar su enfado, la marca Philips le ofreció la representación de sus bombillas en la zona. El mosaico fue instalado en el muro de su casa, pero finalmente no se llegó a un acuerdo satisfactorio, por lo que, en un gesto de desaire, ocultó el cartel bajo una espesa capa de pintura. Así permaneció hasta el día en que Alcibiades decidió recuperarlo con la ayuda de su amigo Juanito "Lilia", también vecino del pueblo, dedicando varios días a quitar pacientemente la pintura que lo tapaba.
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