Cine Víctor
Rótulo de neón tubular con tipografía cursiva, perteneciente al histórico Cine Víctor, uno de los principales espacios de exhibición cinematográfica de Santa Cruz de Tenerife durante el siglo XX. Es una pieza de rotulación iluminada, con tipografía cursiva de gran tamaño que aparece en una línea continua, ejecutada en tubos de neón blancos sobre bastidor metálico, con sombra o perfilado oscuro. El diseño es representativo del lenguaje gráfico de las décadas de 1950–60, con inspiración estadounidense, propio de las salas de cine y locales de espectáculos. En las imágenes históricas puede apreciarse que originalmente el rótulo era de neón rojo, posteriormente reemplazado por luz blanca, manteniendo su estructura original. A pesar del cierre del cine y la desaparición de sus funciones, el rótulo ha permanecido en la fachada del edificio, constituyéndose en un icono visual de la ciudad y un símbolo de la memoria popular santacrucera.
Contexto histórico
El Cine Víctor fue inaugurado en 1954, proyectado por el arquitecto Domingo Pisaca, con una fachada monumental de inspiración ecléctica y elementos barroquizantes, convirtiéndose en una de las salas más representativas del ocio capitalino durante décadas. Ubicado frente al Parque García Sanabria, funcionó como cine de estreno, sala de conciertos y escenario de eventos culturales. El edificio constituyó, hasta su cierre, el único cine de pantalla única en funcionamiento conservado en Canarias con una programación regular. En 2002 el Cabildo de Tenerife alquiló el edificio para desarrollar una programación de cine independiente en versión original. Desde 2004, las proyecciones y actividades de la Filmoteca Canaria en Tenerife se celebraron en este cine, mediante de un acuerdo de colaboración entre la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, a través de las empresas públicas Socaem (actualmente Canarias Cultura en Red) e Ideco.
El 31 de diciembre de 2008 finalizó el contrato de alquiler, que no fue renovado por el Cabildo Insular. Esta institución había construido el Tenerife Espacio de las Artes en octubre de ese año, por lo que decidió trasladar las proyecciones al nuevo edificio. La Filmoteca, por su parte, trasladó su actividad a una sala de los Cines Renoir Price. La decisión causó polémica, llegándose a crear una asociación en contra del cierre del cine. Actualmente existen empresarios y profesionales del sector audiovisual interesados en la explotación del mismo.
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